Autora: Lourdes Cuevas
Imagina que existe alguien que sabe todo de ti, tus miedos, tus limitaciones, tus circunstancias, tu vida, lo que no te has atrevido a hacer y las razones reales por las que no lo hiciste, tus pensamientos catastróficos, tu punto vulnerable… ¡TODO! Sería terrible para cualquiera quedar en ese punto de vulnerabilidad ante alguien más por una simple razón, serías completamente manipulable y con argumentos tan potentes, que necesitarías una fuerza sobrenatural para poder resistir esa presión.
¿No es genial? Antes, hubieras tenido que escalar una estructura totalmente rígida para llegar a la cima y tener la posibilidad de llamar la atención y que tu voz fuera considerada para ser escuchada. Eso, siempre y cuando se alineara con los protocolos y directrices de aquellos medios de comunicación que eran capaces de transmitir el mensaje y, claro… con los debidos matices y ediciones para asegurarse de que llegara a la audiencia en los criterios estándares y no fuera a generar un efecto fuera de lo habitual.
¡Hoy no! Hoy no necesitas ser jefe para poder influir en tu entorno, hoy tienes mayores oportunidades de conseguir un empleo si sabes utilizar tu fuerza y criterio para provocar cambios y generar iniciativas que si tienes las mejores notas, hoy puedes convocar a quien quieras a través de los medios digitales y puedes expresar lo que se te dé la gana, hoy la gente no compra ni pertenece a donde «debe» sino a donde «cree». Hoy es más fácil ser líder y hoy hay menos líderes que nunca.
Si te estás animando a tomar la iniciativa, solo debes de saber que lo primero, y es ahí donde probablemente radica el problema de la escasez de liderazgo, es que hay que CREER, en algo, en lo que quieras, en lo que te mueva, en donde las horas que le dediques a tu proyecto no estén atadas a las manecillas del reloj y donde el trabajo no se considere una labor remunerada económicamente sino un placer que harías, incluso si no tuvieras ninguna recompensa a cambio. ¡Vaya filtro!
Además, como lo menciona Seth Godin, tendrás que asumir que si alguien conoce tus ideas y no cree en ellas, es culpa tuya y no de quién no cree… Que si lanzas un nuevo producto y nadie lo compra, es culpa tuya y no de quien lo rechaza… Que si se aburren en tus presentaciones, es culpa tuya también… Que si no consigues convencer para que se ponga en práctica alguna política es porque tus argumentos carecen de pasión y habilidad, no porque tus oyentes no sean lo suficientemente perspicaces. ¿O es que tú reenvías correos tediosos a tus contactos? ¿Compartes vídeos de youtube, malísimos? ¿Inviertes en un proyecto que no te mueve nada? Pues eso… si no comunica, si no inspira, si no mueve… no puedes culpar a otros.
¿Que dices? ¿Te animas? Hay un montón de personas necesitando compartir ideales y tratando de encontrar una causa que les motive a seguir, en estas épocas se necesita generar crecimiento a partir de cambios y ejércitos convencidos del cambio, no a partir de directivos que quieran menos empleados para trabajar mas horas por un salario mediocre obligando a hacer «mas por menos». ¡Ser líder no es dirigir! Ser líder implica que tu testimonio genere seguidores y no empleados.
«Siempre es el momento correcto para hacer lo correcto» (Martin Luther King). Y hoy es indispensable generar iniciativas y dejar a un lado todas las quejas estériles, buscar opciones y dejar de poner soluciones, abrir nuevos caminos y abandonar los que no se abren. El mundo, lo que mas necesita no es derecha, centro o izquierda… ¡Necesitamos algo en qué creer!
Y para muestra… un botón. Recupero este vídeo que a pesar de no ser actual, no pierde vigencia.