Esa solidaridad que es tan fuerte y convincente que ni se habla ni se escribe… ¡Se siente!

Autora: Lourdes Cuevas

Tuve la oportunidad de ser testigo de algo maravilloso que, desgraciadamente, solo viene a partir de la adversidad… Me refiero a esa solidaridad que es tan fuerte y convincente que ni se habla ni se escribe. ¡Se siente!

Estas historias merecen ser contadas, y de antemano explico que no se los detalles porque como he dicho, nadie me lo comunicó de manera formal. Además, omitiré nombres porque tampoco estoy autorizada a utilizarlos, pero lo que no puedo dejar de comunicar es la esencia de algo tan potente que primero se respira, después se intuye y en muy poco tiempo se siente hasta los huesos y resulta muy conmovedor… La fuerza de la solidaridad y la potencia de tener un propósito.

Mi visita fue a una fábrica, que a pesar de ser una empresa con muy poco personal, a simple vista era espectacularmente impecable en equipos, orden, limpieza, procesos y lineamientos, esto ya es de llamar la atención, sin embargo lo mas significativo para mi, que he visitado muchas industrias e incluso puedo decir que crecí en una, fue percibir la alegría, dedicación y cuidado que cada operador, supervisor, técnico y hasta los mas altos mandos de dirección compartían por este lugar. Daba la impresión de que eran una gran familia, todos ellos Venezolanos y todos ellos fuera de su país por la situación que se ha vivido en los últimos años.

En esta «gran familia» hay aquellos que han adaptado su profesión para desempañar una labor diferente, otros que se han reinventado en otras competencias para cubrir algunas necesidades, varios sobre-calificados para la actividad que realizan y todos ellos, compartiendo el alma en un mismo objetivo: Aportar valor al país que les ha acogido y sostener, casi como una labor humanitaria, a todos aquellos que aún mantienen empleados en la empresa que les dio origen en Venezuela y que a pesar de no desarrollar mayores actividades por la terrible situación que viven, sostienen su ingreso por voluntad de estos visionarios que tuvieron la oportunidad de salir de ahí y tienen fe en que llegará el momento de recuperar lo que es suyo asumiendo la responsabilidad de reconstruir ese país que quieren y que les fue arrebatado.

Adversidades, han pasado por todas… Sin embargo, me viene a la mente esa frase de Victor Frankl «Quién tiene un porqué, es capaz de soportar cualquier cómo» así, como por acto de magia… No me cabe la menor duda de que esta misión compartida, sus autores y su líder son «Grandes» en toda la extensión de la palabra, y que el éxito y la ejecución de su sueño es lo único que puede sucederles, ojalá sea mas pronto que tarde.

Y termino volviendo a hacer referencia a Victor Frank: «Las circunstancias externas pueden despojarnos de todo menos de una cosa: ¡La libertad de elegir cómo responder a esas circunstancias!» Todo mi respeto por la solidaridad de estos empresarios Venezolanos y su equipo, toda mi admiración por sostener a esos trabajadores en Venezuela que de otra manera habrían perdido su ingreso y todos mis deseos para que pronto recuperen lo que les pertenece, fortalecidos por la grandeza humana de la «solidaridad» y el «trabajo en equipo».

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