Autora: Lourdes Cuevas
Imagina que existe alguien que sabe todo de ti, tus miedos, tus limitaciones, tus circunstancias, tu vida, lo que no te has atrevido a hacer y las razones reales por las que no lo hiciste, tus pensamientos catastróficos, tu punto vulnerable… ¡TODO! Sería terrible para cualquiera quedar en ese punto de vulnerabilidad ante alguien más por una simple razón, serías completamente manipulable y con argumentos tan potentes, que necesitarías una fuerza sobrenatural para poder resistir esa presión.
El ser humano, por naturaleza (En realidad, no sé porque pero empezar con la frase «por naturaleza, suena bien…) siempre piensa lo peor antes que lo mejor, piensa que va a salir todo mal antes de pensar que saldrá bien, piensa en todos los factores adversos antes de pensar en los propensos… En fin, tenemos una adicción en el ADN a lo catastrófico aunque siendo muy honestos, difícilmente sucede lo peor si cuidamos de los elementos que componen una acción, pero cuando eso pasa no hay nada mas inútil y confortable que decir «Lo sabía» «Lo veía» «No podía salir bien».
El punto es que pensar negativo, a pesar de ser una «PREVENCIÓN CAUTELOSA» como me lo han dicho varios, genera en nosotros una sensación estresante y muchas veces paralizante. ¿Recuerdas algún momento de inmensa felicidad? ¿Cuál era la sensación que tenías físicamente? ¿Plenitud, calma, certidumbre? sin embargo, ¿Cuál es la sensación que genera tu sistema ante todas las PREVENCIONES CAUTELOSAS de los miles de pensamientos negativos que generas por minuto? ¿Estrés, ansiedad, miedo, incertidumbre, dolor, angustia, historias inverosímiles, culpabilidad, etc, etc, etc…? Bueno, pues tu mismo podrías contestar cuál es el estado ideal para afrontar incluso lo más catastrófico… Sin duda alguna, la ecuanimidad y la calma. Esto, a pesar de ser una prueba basta del beneficio de pensar positivo, no es suficiente ante la adicción a la fatalidad que además de difícil de sobrellevar requiere un gran esfuerzo para curar.
Quiero compartir contigo un segmento de un curso que cambió mi adicción a la fatalidad, te aviso de antemano que no será bien recibido por la sociedad que te rodea, la mayoría de la gente prefiere que se le alimenten los miedos y pensamientos catastróficos que el enfoque real sin elemento dramático con una visión positiva, pero lo que si te aseguro es que poco a poco te rodearás de mas situaciones geniales y propositivas mientras se reducen las situaciones terribles y amenazantes como si fuera un acto de magia. Literal.
Cuando lleguen a tu mente estos pensamientos negativos, de miedo o paralizantes utiliza una de estas 4 herramientas para erradicarlos:
- Cortar. Así como lo haces en un procesador de textos, lo señalas y «LO CORTAS» insertando algo que tengas probado que te llenará de tranquilidad.
- Observar. Consiste en hacer consciencia del pensamiento negativo que te está «atacando». Míralo como si fuera un extraterrestre que tuvieras que definir para un examen, obsérvalo muy de cerca, como si tú mismo fueras un tercero capaz de juzgarlo y exterminarlo como a un enemigo, sepáralo de ti. Este tipo de pensamiento solo genera efectos negativos cuando tiene poder sobre nuestra mente y en el momento de separarlo, tu recuperas el poder.
- Exagerar. Consiste en llevar al extremo un pensamiento… Es el teatro de lo absurdo, lo llevas a un límite tan malo e imposible de concebir que al igual que con la herramienta anterior, eres capaz de separarlo de tu sistema y eliminar los efectos que produce en ti.
- Crear el opuesto. Consiste en generar exactamente la opción contraria, la plenitud de la gracia y felicidad, el todo bueno a un grado casi irreal…
Al final, te darás cuenta que la realidad no cuestiona ni pide permiso a tu mente para comportarse de cierta manera y pasará lo que tenga que pasar… Sin embargo, puedes tomar por seguro que vivirás mejor, pensarás mejor, tendrás mayor capacidad de reacción y te rodearás de compañías que prefieran hablar de propuestas y no de situaciones catastróficas, lo cual, alimenta la mente y el espíritu.